Acceso a la salud: Desafíos del sistema de salud pública en El Salvador
Introducción al problema.
En El Salvador, la disponibilidad de servicios de salud constituye uno de los principales desafíos para asegurar una existencia digna a toda la población. Como nación en desarrollo, los servicios públicos no siempre consiguen atender adecuadamente las demandas médicas de todos los ciudadanos, especialmente de aquellos que residen en áreas rurales o en situaciones de pobreza. A pesar de que en los últimos años se han llevado a cabo esfuerzos significativos por actualizar el sistema, la desigualdad en la atención sanitaria continúa siendo una realidad que impacta la vida cotidiana de miles de salvadoreños.
El derecho a la salud se encuentra garantizado en la Constitución de la República de El Salvador, además de estar respaldado por convenios internacionales de derechos humanos. Sin embargo, la distancia entre la normativa y la realidad es todavía considerable. Por esta razón, antes de conmemorar los avances recientes, es fundamental realizar una reflexión crítica sobre los retos estructurales del sistema de salud pública.
Este blog examina el complejo panorama del sistema de salud pública en El Salvador, reconociendo tanto los progresos logrados en los últimos años como los desafíos persistentes que deben afrontarse para asegurar un derecho humano fundamental: el acceso equitativo y digno a la salud.
Análisis de la situación actual.
En la actualidad, El Salvador se enfrenta a una paradoja en su sistema sanitario. Por un lado, se aprecian mejoras significativas como la digitalización de procedimientos, renovación de infraestructura hospitalaria y la apertura de nuevos centros de atención médica. Por otro lado, persisten problemas estructurales que impiden que estos avances se traduzcan en equidad para toda la población.
De acuerdo con datos del Ministerio de Salud (MINSAL), se han modernizado diversos hospitales y unidades de salud desde 2019, bajo la administración del presidente Nayib Bukele. Uno de los proyectos más destacados fue la inauguración del Centro de Atención de Emergencias (CAE) en 2023, dotado de helicópteros y lanchas para atender a comunidades insulares o de difícil acceso. Este avance evidencia un compromiso por acercar los servicios de salud a áreas históricamente desatendidas.
Asimismo, se ha implementado la creación de sistemas digitales de gestión de citas, historias clínicas y control de medicamentos, lo que ha permitido agilizar algunos procesos administrativos y mejorar la atención en ciertas unidades. Sin embargo, estos beneficios no se han expandido a todos los departamentos, lo cual pone de manifiesto una desigualdad territorial significativa.
Las estadísticas también indican que aún existe una alta concentración de recursos en áreas urbanas, mientras que las zonas rurales continúan sufriendo la escasez de personal médico, medicinas y transporte para emergencias. A esto se añade el problema de largas listas de espera, desabastecimiento frecuente de medicamentos esenciales y complicaciones de acceso para personas con discapacidades o enfermedades crónicas.
Además, muchos hospitales aún operan con equipos anticuados o en condiciones deficientes, y la capacidad instalada no siempre es suficiente para atender emergencias o picos de demanda como los experimentados durante la pandemia de COVID-19. La escasez de especialistas en áreas remotas también limita considerablemente la calidad de la atención.
A estos retos se suma la inquietud generada por los más de 3,000 despidos de trabajadores del sector salud reportados en 2025, según denunció el Foro Nacional de Salud. Estas desvinculaciones no solo han impactado a médicos y personal administrativo, sino que también han puesto en peligro la calidad de los servicios en unidades de salud comunitarias y hospitales nacionales (El Salvador, 2025).
Opiniones y perspectivas de diversos actores sociales.
Diversas voces coinciden en que el sistema de salud salvadoreño necesita cambios estructurales más profundos. Organismos internacionales como la OPS (Organización Panamericana de la Salud) y la OMS han aconsejado a El Salvador fortalecer el primer nivel de atención, es decir, la atención primaria en comunidades, ya que es allí donde se pueden prevenir y tratar enfermedades oportunamente.
En enero de 2025, la OPS acompañó al Ministerio de Salud en la consulta nacional para el desarrollo del Plan Estratégico de Salud 2026-2031, que tiene como objetivo fortalecer la cobertura universal y la equidad. Este proceso participativo incorporó a diferentes sectores sociales, académicos y técnicos, subrayando la importancia de generar una política de salud integral basada en evidencia y en la participación ciudadana (OPS, 2025).
Desde la ciudadanía, muchas personas manifiestan su frustración por el tiempo que deben esperar para una consulta, la falta de especialistas o la necesidad de adquirir medicamentos fuera del sistema público, lo cual representa un gasto que muchas familias no pueden afrontar. Además, existe una percepción generalizada de que la calidad del servicio varía según el lugar donde se reciba atención y el tipo de enfermedad que se padezca.
Por su parte, el gobierno sostiene que las reformas están en curso y que es cuestión de tiempo ver sus resultados a nivel nacional. Las autoridades han indicado que la transformación del sistema no se puede llevar a cabo de la noche a la mañana, pero que ya se están realizando inversiones en tecnología, recursos humanos y nueva infraestructura. Además, se han anunciado planes para implementar un sistema nacional de salud digital unificado que permita compartir información entre hospitales y centros de salud de manera eficiente.
También han surgido voces desde el ámbito académico y de organizaciones civiles que solicitan una mayor participación ciudadana en la formulación de políticas públicas sanitarias. Se considera que sin un enfoque participativo y transparente, los esfuerzos podrían quedar cortos ante las verdaderas necesidades de la población.
Propuestas de solución y reflexión final.
El acceso a la salud en El Salvador no debe ser un privilegio de unos pocos, sino un derecho asegurado para todos. Para alcanzar esto, es urgente priorizar:
El fortalecimiento del primer nivel de atención sanitaria a través de unidades comunitarias de salud.
La capacitación y retención del personal médico en todo el país, evitando la saturación en los hospitales principales.
La mejora continua en sistemas digitales de información para optimizar los servicios.
El monitoreo ciudadano y auditorías sociales que aseguren la transparencia en el uso de recursos públicos.
La inversión constante en salud preventiva y educación sanitaria para disminuir la carga sobre el sistema curativo.
La colaboración entre el sistema público y el sector privado para ofrecer una red más sólida y eficiente.
Como sociedad, debemos demandar un sistema de salud que no solo construya hospitales modernos, sino que opere de manera justa, humana y eficaz. La salud no es solo la ausencia de enfermedad; también implica bienestar físico, mental y social. Un país saludable es un país con futuro. El Salvador merece una salud pública a la altura de su población.
Bibliografía
El Salvador. (2025). Foro de Salud contabiliza más de 3,000 despidos en el sistema público. ElSalvador.com. https://www. elsalvador.com/noticias/nacional/foro-salud-contabiliza-3mil-despidos/1215808/2025/
Organización Panamericana de la Salud. (2025). El Salvador avanza en su consulta para el desarrollo del Plan Estratégico 2026-2031. https://www. paho.org/es/noticias/16-1-2025-salvador-avanza-su-consulta-para-desarrollo-plan-estrategico-2026-2031
Evidencia.
Estudiante de Instituto Público para la Salud:
Doctora del Hospital Policliníco Zacamil:
Este análisis muestra que modernizar hospitales no es suficiente si no hay médicos, medicamentos o acceso en zonas rurales. También debemos impulsar una cultura de servicio y equidad. Un sistema de salud verdaderamente justo necesita infraestructura, pero también compromiso humano y políticas públicas inclusivas
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